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¿Es afrodisíaca la gastronomía catalana?

Como ya hemos dicho en anteriores posts, en Cataluña se come de todo, y bien. ¿Qué quiere decir esto? Bien, pues ya que su gastronomía ha sido influenciada por los aspectos, alimentos y recetas de un montón de pueblos y países cercanos, digamos que estamos ante una de las más desarrolladas y a gusto de todos. Eso, aparte de sus productos típicos, que son auténticas delicias y que también parecen haber sido concebidos para satisfacer los paladares más exclusivos.

Todo esto parece ser bastante claro no sólo para los catalanes, sino también para el resto del mundo mundial; no en vano la comunidad es la ganadora de un montón de premios internacionales de gastronomía, ya sea por sus cocineros o por sus establecimientos. La innovación es otra de las características de la cocina catalana, y por eso, en los últimos tiempos se ha hecho presente el reto de conseguir ciertas recetas totalmente sensoriales o sensuales; esto es no sólo ser apreciadas por el paladar, sino también por el resto de los sentidos, incluso el tacto y el oído. Casi estaríamos hablando de una verdadera cocina erótica.

Pero si hablamos de cocina erótica, automáticamente nos viene a la mente las comidas afrodisíacas. No hay más, nuestra mente está genéticamente programada para pensar en sexo el mayor número de veces que se pueda, y eso de unir los alimentos con el placer sexual ha sido algo que el ser humano ha hecho casi desde el principio de los tiempos. No en vano se dice que el placer de una buena comilona es casi similar al de un buen orgasmo; no olvidemos las bacanales, que fueron concebidas para honrar a Baco, dios del vino, y en las que se comía hasta perder el conocimiento, pero que después degeneraron en orgías sexuales (claro, si la indigestión les dejaba participar, lo cual estaba por verse). De hecho, estas fiestas ya se celebraban en Grecia, en honor al homólogo dios del vino griego, Dionisio; y también de Grecia llegó el término «afrodisíaco», que proviene etimológicamente del nombre de la diosa Afrodita, símbolo de la belleza y del amor y placer sensual. ¿Quién dice que estos dos conceptos no están relacionados?

Como podéis apreciar en el video anterior, realmente el cine convencional no ha estirado mucho esa sensual relación entre la gastronomía y la sexualidad; claro, no mucho más allá de los alimentos afrodisíacos. Ni se puede decir que los videos porno que actualmente podemos ver en internet lo hayan hecho tampoco, aunque la cocina haya dado para muchos encuentros apasionados en pareja o en grupos, ya sea para folladas heterosexuales o sexo entre lesbianas. Los juegos con fresas y nata montada son los más habituales que podemos ver en la pornografía, y luego están esas inserciones extremas que generalmente las mujeres realizan con las verduras más enormes que puedan encontrar. Los mismos tópicos de siempre, que realmente no acaban de reflejar bien esas simbiosis de placeres sensuales.

Sin embargo, ¿existen de verdad los alimentos afrodisíacos? Parece que realmente no. El aumento de la líbido frente a la presencia de ciertos manjares está más en nuestra mente que en la realidad, aunque haya ciertas sustancias en esos alimentos que aumentan nuestro riego sanguíneo que, ciertamente, aumenta los latidos del corazón y hacen reaccionar a todo nuestro cuerpo con cierta aceleración. Por supuesto, esto, unido a un ambiente erótico, y a alguna imaginación calenturienta, puede hacernos creer que nos volvemos máquinas sexuales al ingerir ciertos alimentos en el sitio y momentos adecuados. Y en realidad, ¿qué tiene esto de malo? Como la gran mayoría de estos «falsos» afrodisíacos están realmente sabrosos, no se pierde nada con probar; si al final resulta que el sexo no es bueno, nadie puede ya quitarte el delicioso atracón.